Profesora Lucía Sala

Profesora Lucía Sala
Lucía Sala (1925-2006)

CEIL

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CEIL Profa. Lucía Sala

jueves, 11 de marzo de 2010

RECORDATORIO ELATINA


ADIÓS A LUCÍA

Waldo Ansaldi


No por saber que alguna vez vendrá, incluso anunciada, la muerte siempre nos golpea cuando toca de cerca. Fue duro saber la de Lucía Sala de Touron, talentosa historiadora uruguaya, perseguida política de la dictadura militar de su país en los años setenta, nuestra compañera de tareas y de proyectos –en tanto miembro del Consejo Asesor Internacional de e-l@tina y partícipe entusiasta de dos emprendimientos bibliográficos que dirigí estos últimos años: Calidoscopio latinoamericano. Imágenes históricas para un debate vigente (Ariel, Buenos Aires, 2004, 20062Y y La democracia en América Latina, un barco a la deriva (que Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, publicará en 2007)-, luchadora política y académica, partidaria de vivir, amiga, una gran mujer.

“Cuando un amigo se va / queda un espacio vacío / que no lo puede llenar / la llegada de un nuevo amigo”, supo cantar hace tiempo Alberto Cortez. Nadie llenará, efectivamente, el hueco que ella ha dejado con su partida. Su memoria estará siempre en y con nosotros.
A modo de homenaje de nuestra revista, incluimos en este número la nota escrita por Alcides Beretta Curi, quien trabajó con ella, en la Universidad de la República, hasta el final, y reproducimos su excelente texto “Jacobinsimo, democracia y federalismo”, uno de los que son parte de su proyecto sobre la democracia esquiva en América Latina, del cuya habla Alcídes en su recordatorio.

Hasta siempre, Lucía.



Waldo Ansaldi




Formato de cita electrónica (ISO 690-2)
Ansaldi, Waldo. Adiós a Lucía. En publicación: E-l@tina, Vol. 5, no. 17 : : .octubre-diciembre 2006. [Citado: 10/3/2010]. Disponible en: http://www.iigg.fsoc.uba.ar/hemeroteca/elatina/elatina17.pdf

LUCÍA SALA: CUANDO LA HISTORIA ES UN COMPROMISO CON LA VIDA*

ALCIDES BERETTA CURI**


El viernes 29 de setiembre pasado falleció la historiadora Lucía Sala. La muerte está en algún punto de ese itinerario maravilloso que llamamos vida, como una cita acordada de la que casi siempre tenemos olvido. Para los que continuamos en ruta, lo anotamos como una de las muchas pérdidas en nuestro registro. Sin embargo, no todas son iguales. A esto me refiero cuando hablo de Lucía.

Ella y Niurka fueron las hijas de un matrimonio de inmigrantes: madre gallega y padre navarro, trabajadores y luchadores sociales, que asumieron compromisos gremiales y políticos. En ese hogar recibió la primera instrucción en sencillez, austeridad y solidaridades. Gran parte de su tiempo estuvo dedicado a los jóvenes, la enseñanza de la historia y la investigación. El compromiso en la búsqueda de una sociedad más justa la llevó, después de muchas dudas, a ingresar al Partido Comunista. Esa pertenencia fue siempre crítica, reflexiva, no dudando en cuestionar posiciones cuando las entendía reñidas con sus valores más queridos, como la libertad. Su alejamiento de esas filas partidarias –a inicios de los años noventa- fue doloroso, sobre todo por el enorme afecto que sentía por sus militantes que fueron duramente reprimidos durante la dictadura.

Egresó muy joven de la Sección Agregaturas de Enseñanza Secundaria, desempeñándose como Profesora de Historia. Docente del Instituto de Profesores Artigas (IPA), en 1970 ingresó a la cátedra de Historia Americana en la Facultad de Humanidades. Ese año la conocí, en calidad de estudiante de la Licenciatura de Ciencias Históricas. La precedía un prestigio ganado por las publicaciones de varios libros aparecidos en los años previos y que formaron uno de los fondos más prestigiosos de la Editorial Pueblos Unidos (EPU), de orientación marxista. Desde entonces, muchos jóvenes asistimos, año a año, a sus clases, no solo por el conocimiento impartido –sustentado en la investigación-, sino por la agudeza de su análisis que nos inducía a repensar el conocimiento ya “instalado” y lo que parecía cierto y evidente. Mi generación se benefició del aire renovador que introdujeron entonces, el seminario de Historia de la Cultura, de Juan Antonio Oddone, y el curso de Historia Americana de Lucía Sala, en el viejo edificio de la Facultad de Humanidades y Ciencias, en la Ciudad Vieja de Montevideo.

En junio de 1967, Lucía Sala, Julio Rodríguez y Nelson de la Torre publicaron Evolución económica de la Banda Oriental. Este libro provocó un profundo impacto en mi generación. Yo era entonces un joven estudiante de la Licenciatura de Historia y un militante católico y de izquierda que descubría una perspectiva nueva de análisis, la del marxismo. Aunque la mayoría de los estudiantes nunca adherimos a esa filosofía, el camino que iniciábamos se enriqueció con las categorías de análisis y la teoría social, que nos posicionaba de forma diferente ante la identificación de un problema como objeto de estudio. Para quienes egresábamos de la enseñanza media –con una muy fuerte carga horaria en la asignatura Historia- y cursábamos el tramo inicial universitario, esa obra, con su rigor académico y una irónica sensibilidad, nos deslumbró. Tres meses más tarde los autores daban a conocer Estructura económico-social de la colonia y, en 1969, La revolución agraria artiguista, todos
ellos editados por EPU. Este último título era, al igual que los anteriores, resultado de un arduo
trabajo de archivo, y un regalo exquisito: aquel reglamento de tierras de 1815, del que habíamos leído en los manuales de historia que no era más que un papel –sabiamente nutrido de los estudios y escasas prácticas del “arreglo de los campos”- sin embargo había tenido aplicación. Más aun, el libro desnudaba las profundas grietas que la cuestión agraria –como problema y como solución- abría en el frente revolucionario, desintegrando rápidamente las alianzas de clase. El soporte documental plasmaba en varios mapas donde era posible identificar las tierras confiscadas y a los propios
“donatarios”.

Esta obra en varios volúmenes era el resultado de algo más de una década de trabajo en el Archivo General de la Nación y un esfuerzo de análisis e interpretación de un momento crucial de la historia local y regional. La formación del latifundio colonial, el programa agrario de la revolución en 1815 y su liquidación durante la dominación luso-brasileña -La oligarquía en la Cisplatina (1970)- y los primeros gobiernos independientes -Después de Artigas (1820-1836), publicado en 1972-, profundizaron en una dimensión poco conocida de la historia colonial, la “emancipación” y los comienzos del Uruguay independiente.

En los años que fueron apareciendo estos libros, el Uruguay democrático se sacudía entre la movilización social y el creciente autoritarismo del elenco gobernante encabezado por el Presidente Jorge Pacheco Areco. Pasado y presente se vinculaban en una fuerte sintonía, en una nueva forma de escribir la historia uruguaya, en aquellos agitados años de la década del sesenta. Años en los que se estudiaba y escribía historia a la vez que se adoptaban fuertes compromisos de vida por un nuevo proyecto de país ...

El equipo conformado por Sala, Rodríguez y de la Torre –al que se había sumado Rosa Alonso- incorporó el marxismo como herramienta de análisis aplicada a la investigación, generó polémica y concurrió a cambiar la perspectiva de la historia nacional para la generación que se formó en esos años. La corta década que precedió el golpe de estado de 1973, fue fermental en los estudios históricos. Estos historiadores integraron a su vez el grupo “Historia y Presente” con Juan Antonio Oddone, Blanca Paris, José Pedro Barrán, Benjamín Nahun, Julio Millot, Roque Faraone y Carlos Benvenuto. En el pequeño espacio de la cultura uruguaya y en el más restringido de la Historia, la proyección de este grupo fue altamente positivo, al abrir ruta a nuevos temas y estimular a los jóvenes que iniciaban sus primeras experiencias en la investigación.

La historia del Uruguay presenta fuertes vínculos con los países de la región, y en su historia reciente, las experiencias de las dictaduras y los retornos democráticos. Producido el golpe de estado cívico-militar de junio de 1973, la Universidad de la República fue intervenida poco después y la mayoría de sus docentes destituidos. Para muchos se iniciaba una etapa -personal y colectiva impensable en los años previos: muertes, prisiones y exilios. Como muchos compatriotas, Lucía Sala debió abandonar el país. Se resistió a esta opción, más aun cuando su marido, Luis Tourón, dirigente del Partido Comunista, estaba encarcelado, permaneciendo preso hasta el fin de la dictadura. Finalmente, debió refugiarse con su hijo Daniel en la Embajada de México. Poco después la seguirían sus padres, más tarde su hermana, finalmente su sobrina Ana.

La dictadura y el exilio la sorprendieron en plena redacción de un extenso texto que, años más
tarde, plasmaría en los dos volúmenes de El Uruguay comercial, pastoril y caudillista. A inicios de la década de los setenta, Lucía había resuelto una dedicación más intensa al estudio de América Latina en el siglo XX. Entre el exilio mexicano y el retorno a Uruguay se desarrollan sus trabajos sobre América Latina, que luego plasmaría en varios proyectos, entre otros el de “Dictaduras y transición democrática en el cono sur”. La crisis del “socialismo real” la llevó a un prolongado silencio en el que revisó sus lecturas del marxismo, el pensamiento latinoamericano, su propio pensamiento. Lucía fue una mujer reflexiva que realizó un profundo esfuerzo por repensar la historia y las ideologías. En esos años se interesó por el rol de los pueblos latinoamericanos en la construcción de la democracia. Esta nueva línea –en realidad una reformulación de su gran preocupación por los pueblos, y por las personas- originó numerosos artículos para revistas, ponencias y conferencias sobre lo que llamó “la democracia esquiva en América Latina”, trabajos que se reunirán en dos volúmenes a editar el año próximo.

Fue una estudiosa infatigable y una investigadora de primer nivel. Su trabajo intelectual fue un
enorme esfuerzo por comprender y explicar los grandes procesos sociales en Uruguay y en América Latina. Su perfil como historiadora latinoamericanista le valió el reconocimiento académico en el continente, particularmente en México. En ese país, una segunda patria a la que amó profundamente, aportó su contribución al desarrollo de los estudios latinoamericanos en la Universidad Autónoma de México. Integró el cuerpo docente de esa institución hasta su retorno definitivo a Uruguay, en 1984 y, desde entonces, fue Profesora Visitante cada año, realizando su última estadía en 2005. El retorno a Uruguay la colocó, en 1985, al frente del recién creado Centro de Estudios Latinoamericanos, en la Facultad de Humanidades (Universidad de la República).

Lucía Sala se ganó el respeto y el afecto de los estudiantes en una larga labor docente, que tempranamente se concentró en el Instituto de Profesores Artigas y en la Facultad de Humanidades.
Los jóvenes valoraron siempre su calidez, su rigor académico, su pensamiento crítico, su compromiso. Por otra parte, dedicó una particular atención a los docentes de Historia en la enseñanza media, atención que perduró hasta sus últimos días.

“Quien construye una casa, dice Nikos Kazantzakis, se convierte en puerta y ventana”. Creo que se le aplica muy bien, pues “en” y “desde” el trabajo intelectual, Lucía fue una luchadora social que enriqueció sus trabajos en el compromiso cotidiano. Durante el exilio en México se involucró en la campaña por el retorno democrático en Uruguay, la defensa de los derechos humanos y de los presos políticos.

Fue una mujer que concitó, fuertes adhesiones y afectos profundos. Nunca calló su pensamiento, sus opiniones, aun cuando redundaran en problemas y persecuciones. La defensa de principios y personas le significó odios profundos de terceros, aun en el medio universitario. Lucía pudo ser áspera, dura, polémica, sensible, afable, acogedora. Siempre solidaria con las causas por las que luchó y los derechos de terceros que defendió. Quiero recordarla así. En su compromiso con la vida, la solidaridad, la calidad académica, la amplitud de pensamiento. No hay muerte si hay
memoria.

Notas


* Una primera versión muy abreviada, bajo el título “Recordando a Lucía”, fue publicada en el
semanario Brecha (Montevideo, Octubre 8 de 2006).



Formato de cita electrónica (ISO 690-2)
Beretta Curi, Alcides. Lucía Sala: cuando la historia es un compromiso con la vida. En publicación: E-l@tina, Vol. 5, no. 17 : : .octubre-diciembre 2006. [Citado: 10/3/2010]. Disponible en: http://www.iigg.fsoc.uba.ar/hemeroteca/elatina/elatina17.pdf


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